Una reflexión sobre el sector esencial del comercio alimentario durante la pandemia
Es cierto que nos enfrentamos un enemigo, el maldito COVID-19, del que poco conocemos todavía. Y entiendo la necesidad que tienen los políticos de tomar decisiones y hacer todo lo posible por salvar vidas y reducir los contagios. Pero, desde marzo, hemos aprendido muchas cosas y vamos teniendo algunas certezas. Este bagaje de conocimiento de hemos adquirido hace que me parezca imposible que un único problema requiera 17+1 soluciones y visiones diferentes. Una de las certezas de las que hablo es que el uso de mascarillas y el distanciamiento social son efectivos frente al contagio del virus. Otra es que, si actuamos con responsabilidad y prudencia, gran parte de los sectores económicos pueden seguir funcionando para evitar, en lo posible, un impacto todavía mayor en la economía.
Si hay un sector económico que no ha parado, sino que incluso ha incrementado su actividad desde el inicio de la crisis sanitaria a pesar de las circunstancias, ha sido el del comercio alimentario. Además de implantar medidas de seguridad para clientes y trabajadores en tiempo récord y en unas circunstancias especialmente difíciles, las empresas mantuvieron en todo momento el suministro de alimentación y productos de higiene personal y del hogar trasladando una tranquilidad impagable a una sociedad muy asustada, que comprobó muy rápido que el acceso a productos de primera necesidad en cada rincón de España no era el problema.
Poco o nada pidieron a cambio. Tan solo seguir siendo considerado un sector esencial para poder continuar aportando su granito de arena en la lucha contra este virus, haciendo lo que mejor saben, que no es más que distribuir alimentos eficientemente, y tratando de responder de la mejor forma posible a las necesidades y demandas de los consumidores. El reconocimiento por parte de la sociedad y de la totalidad de grupos políticos en estos meses no ha tenido precedentes. Y esto no debemos olvidarlo.
Otra de las certezas que tenemos hoy en día es que los establecimientos comerciales no son un foco de contagio. Las medidas de seguridad implementadas, sumadas a la responsabilidad y la colaboración de los consumidores, ha permitido garantizar en todo momento un suministro permanente, facilitando un acto de compra perfectamente compatible con las recomendaciones sanitarias. Por ello, no parece que exista necesidad alguna de tocar (entiéndase legislar más), lo que ha funcionado de forma impecable. Hay muchas decisiones que tomar, muchas medidas que implantar para mejorar la gestión de la pandemia COVID-19. Pero, por favor, dejen trabajar a quien ha demostrado ser merecedor de esta confianza.
No volvamos locos a los consumidores, que no saben hoy en qué horario pueden o no hacer sus compras. Que no saben qué pueden comprar y qué no, en función de si son las 17,55h o las 18,05h. Que no saben qué medidas se aplican, porque éstas se cambian a menudo y, por supuesto, son diferentes a las de dos pueblos más allá. Que todo cambia por el simple hecho de vivir o trabajar en otra Comunidad Autónoma, provincia o zona básica de salud. Esto va de evitar aglomeraciones en los establecimientos, de no obligar a los consumidores a hacer las compras en pocas horas. Y, por supuesto, esto no va de limitar aforos usando cifras calculadas con otros fines, como por ejemplo el de evacuar una tienda en caso de incendio.
No volvamos locos a los comerciantes, que no entienden por qué deben cerrar sus negocios a las seis o a las ocho, de la tarde o si aplicar una reducción de aforo del 30, del 40, del 60 o del 80%, mientras siguen viendo por la calle a personas que incumplen las normas sanitarias sin mayores consecuencias. Se están jugando poder seguir alimentando a sus familias y han hecho un esfuerzo increíble por estar ahí desde el primer día, aunque hubieran preferido quedarse en casa si hubieran tenido elección. No volvamos locos tampoco a los empleados de los comercios más grandes que, en aplicación de alguna normativa, deben poner la tienda patas arriba en 5 minutos para no vender productos que no sean de primera necesidad, teniendo que volver a hacer el trabajo inverso a la mañana siguiente. Su trabajo es garantizar que nada falte en las tiendas y que se garantice lo más posible el cumplimiento de las normas de seguridad. Si seguimos convencidos de que lo importante es evitar el contacto directo y mantener la distancia, dejen que lo sigamos haciéndolo como mejor sabemos, como lo llevamos haciendo desde primeros de enero, pero no inventen cómo, que no hace falta.
No volvamos locos tampoco a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado enviándolos a las tiendas a precintar zonas imposibles de precintar. Primero, porque son medidas que van en contra de garantizar la distancia de seguridad, cuya eficacia es una de las pocas certezas que tenemos frente al virus. Y, segundo, porque les resta tiempo para realizar otras labores de mucha más importancia en plena crisis sanitaria. Se me ocurren tantas, que sería imposible enumerarlas todas en un artículo. Pero hay una que nos duele especialmente a los que trabajamos en el comercio, que es el hurto multirreincidente de bandas organizadas que asaltan de forma habitual nuestras tiendas (o incluso a nuestros clientes) para revender los productos en mercados alternativos.
Estimados alcaldes y demás políticos, les ruego que destinen los recursos de las policías locales y autonómicas a luchar contra esta lacra y no a reducir el espacio disponible en la tienda para que los consumidores puedan comprar con normalidad. Confíen en los comerciantes, que conocen mejor que nadie sus negocios, y no legislen sobre lo que ha funcionado bien desde el principio, sino sobre lo que no termina de marchar como debería.
Como dice Vanesa Martín en una de sus canciones: “déjame a mí, porque si te dejo a ti, vas a ser mi perdición…”.
Ante cualquier situación de emergencia la industria alimenticia es la primera en volverse un caos, y es algo que hasta podemos observar en las peliculas, por eso muy buen post de como mantener la calma, saludos!
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Muy buena reflexión e interesante!
Gracias por compartirla con nosotros.
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Me llamó mucho la atención el título de la noticia, y mucho más su contenido.
Gracias por compartir esta reflexión
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