Aplicaciones de la blockchain en empresas de supermercados

No es fácil encontrar una definición de blockchain mejor que la que recoge Alex Preukschat en su capítulo «Los fundamentos de la tecnología blockchain» del libro «Blockchain, la revolución industrial de internet«, que define esta tecnología como una base de datos distribuida entre diferentes participantes, protegida criptográficamente y organizada en bloques de transacciones relacionados entre sí matemáticamente, es decir, una base de datos descentralizada que no puede ser alterada. Se trata de un sistema que permite que partes que no confían plenamente unas en otras puedan mantener un consenso sobre la existencia, el estado y la evolución de una serie de factores compartidos que resulta ser la clave del sistema precisamente porque ser el «fundamento que permite que todos los participantes en el mismo puedan confiar en la información que se encuentra grabada en él. Se trata -dice- una tecnología cuyas principales características son la inmutabilidad, el consenso, el encriptado, su carácter privado y su transparencia, con potencial increíble para transformar una infinidad de sectores económicos y de la sociedad en la que vivimos, de tal modo que podría llegar a cambiar incluso nuestra forma de entender el mundo.

Pero, ¿qué aplicaciones puede tener esta tecnología para las empresas de supermercados? La respuesta es muchas, la mayoría de ellas aún por diseñar o incluso imaginar. Las aplicaciones de esta tecnología para la actividad de empresas de supermercados cuya relación con los clientes es tan intensa y frecuente, son parecen tener límites. Sólo a los supermercados de ASEDAS entran cada día alrededor de 15 millones de personas a comprar y parece claro que la forma de relacionarse con ellos y de satisfacer sus demandas y necesidades cambia a un ritmo nunca antes conocido. Ya hemos hablado en este blog del tsunami digital ante el que nos encontramos.

Es en el ámbito de la seguridad alimentaria donde parecen haber avanzado más las aplicaciones de esta tecnología en el sector agroalimentario, sobre todo a través de la difusión que desde la empresa IBM se está haciendo de los trabajos desarrollados con WallMart en Estados Unidos, a la que han seguido numerosos proyectos. Tal y como detalla David Uclés, la incorporación de la información recogida por los múltiples sensores y medidores conectados (Internet of Food) que están funcionando en explotaciones agrarias y en industrias transformadoras puede contribuir a la construcción de un historial completo de un determinado alimento incorporando datos como, por ejemplo, fecha y lugar de siembra, fechas de los tratamientos y características de los mismos, fecha de cosechado, número de agentes por los que el alimento ha ido pasando, duración y condiciones de los transportes, fecha de entrada en el supermercado, condiciones de conservación en el mismo y, finalmente, fecha de venta al consumidor e incluso el domicilio del consumidor e información sobre el tiempo de almacenaje en el frigorífico y hasta contabilizar qué parte termina siendo desechada. Es evidente la contribución que esta tecnología puede suponer en el ámbito de la transparencia, donde las denominadas marcas negras tendrán más difícil ser finalmente aceptadas por los consumidores.

La blockchain puede contribuir también a avanzar en materia de movilidad sostenible en la ciudades. Vinculado directamente a la idea de las llamadas Smart Cities, parece evidente que resulta necesario buscar un nuevo modelo de movilidad que reduzca las congestiones de las infraestructuras, aumente la accesibilidad y la seguridad, y tenga un menor impacto medioambiental. A día de hoy ya se están llevando a cabo acciones en este sentido, como la automatización y control de las infraestructuras, la potenciación del uso de vehículos eléctricos y la priorización del transporte público. Pero para que esta transformación tenga realmente un efecto disruptivo es necesario que se base en un sistema abierto, transversal y capaz de compartir los datos y la información en tiempo real, no sólo con los otros sistemas de movilidad, sino con cualquier usuario o sistema de la ciudad. La blockchain podría ofrecer esa base a través de la cual gestionar el control de acceso a la ciudad o a zonas específicas dentro de la misma – aspecto de vital importancia para las empresas de supermercados – así como el pago digital en el transporte público o en los servicios de uso temporal de vehículos o bicicletas».

La tecnología blockchain permite, además, estar mejor preparados frente a las falsificaciones o fraudes, autenticando el origen y distribución de los productos eliminando la posibilidad de fraude en la cadena y luchando frente a los fabricantes ilegales. Las compañías pueden desarrollar blockchains privadas en las que involucrar a todos los agentes de la cadena y lograr integrarlos en todos los nodos de la cadena. Cada vez que un producto es fabricado, se genera un registro que proporciona toda la información relativa a su fabricación y componentes. Y cada vez que un agente interacciona con él, se vuelve a generar otro registro vinculado al anterior con más información, lo cual podría permitir una trazabilidad total, fiable y transparente. Un correcto uso de la tecnología blockchain permitiría a los usuarios finales tener un control sobre el origen de los productos a través de la implementación de los contratos inteligentes o Smart Contracts que abrirían la puerta a modelos de relación y comercialización no contemplados en la actualidad».

Alex Preukschat señala que la blockchain puede también contribuir a mejorar la relación de las empresas y los ciudadanos con la administración pública, en concreto, agilizando los trámites y la concesión de licencias. Una administración incorporada al cambio tecnológico que supone la blockchain haría posible satisfacer nuevas demandas de la sociedad como la simplicidad, ubicuidad, transparencia, eficiencia, integración en la vida diaria e inmediatez, al propiciar que los ciudadanos y las empresas puedan acceder a información relevante, mejorar los servicios públicos y participar en la toma de decisiones de manera más activa. Hasta el momento – señala – se han lanzado numerosas iniciativas orientadas a la digitalización (es decir, al uso de tecnología para automatizar y optimizar los procesos actuales de negocio), pero digitalizar no significa transformar. Transformar es repensar los procesos reales operativos en un mundo que ya es digital y donde ya está integrado el ciudadano. «Ahí es donde la tecnología blockchain puede aportar soluciones.»

La blockchain puede contribuir también a mejorar las herramientas de lucha contra la pérdida desconocida de producto gracias a la colaboración de las empresas con las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Existen ya países en los que se usa la blockchain en casos relacionados con las comunicaciones gubernamentales, la seguridad cibernética y la logística, así como en materia de seguridad pública, estableciendo, por ejemplo, que los vídeos filmados por la policía se almacenen en una cadena de bloques para garantizar que no se puedan alterar.

En el ámbito de la RSC, la blockchain puede jugar también un importante papel en la garantía de uso de los recursos y la transparencia. Gracias a la tecnología blockchain cualquier patrocinador, sea anónimo, público o privado, puede seguir el recorrido realizado por su donación o subvención a lo largo de toda la cadena de suministros y en cualquier momento. Por eso, y aunque sólo sea porque una mala gestión podrá ser puesta en evidencia con absoluta certeza, el uso de esta tecnología favorecerá las buenas prácticas y la moderación y prudencia en el manejo de los recursos. La información generada se obtiene de forma veraz y actualizada, sin necesidad de depender de un tercer ente de confianza, como son los mandos de la organización, y esa es la principal ventaja que aporta la tecnología.

También en el ámbito de la economía circular puede tener aplicaciones la blockchain. En concreto, en materia de gestión de residuos, aprovechamiento y cobro de tasas. Gracias a esta tecnología sería posible elaborar un registro público y transparente de los datos que no sólo permitiría cobrar tasas por la generación y recogida de diferentes residuos, sino también recompensar el buen hacer de los ciudadanos y empresas que menos residuos generen o mejor reciclen».

Otro ejemplo de las nuevas posibilidades que brinda esta tecnología es el desarrollo de protocolos de e-commerce descentralizados que, gracias a un software que todos los compradores y vendedores se instalan en su ordenador y que permite sincronizar sus comunicaciones entre sí, las transacciones son enviadas directamente a una cuenta que sólo hace efectiva la operación una vez que el comprador confirme la recepción correcta del pedido. Esta cuenta es como una cuenta puente en la que el dinero del cliente entra, pero no sale hasta que él mismo confirma la recepción del pedido en perfectas condiciones. Sólo en el caso de conflictos aparece la figura del mediador. La principal diferencia es que en el e-commerce centralizado actual los intermediarios surgen en todas las transacciones y en el basado en blockchain lo hacen exclusivamente en caso de disputas, lo que abarata considerablemente el funcionamiento.

Estos son sólo algunos ejemplos de posibles aplicaciones de esta tecnología al negocio de las empresas de supermercados. Las aplicaciones para el conjunto de la cadena agroalimentaria son mucho más numerosas. Por ejemplo, en el ámbito de los seguros agrarios, esta tecnología combinada con otras, está dando ya grandes resultados. El único límite que conoce la blockchain es la propia imaginación del ser humano. Por eso, se hace necesario prever las oportunidades y amenazas que supone su aplicación, ya sea en industrias o en la vida cotidiana, de forma individual y, sobre todo, combinada con otras tecnologías.

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